Duele
la silenciosa
y obvia
incomodez
que nos aplasta.
sola
como la hoja que maravilla
el milagro de un silencioso amanecer,
sola ,
con la adrenalina
que me pertenece, por ser mia
y pregunta por vos.
La ruta
silenciosa
marcando el camino y dirección.
quisiese
a veces
ser auto
para simplemente seguir el punteado camino
hasta allí.
Poseída
por la idea
de correr a tu puerta
para darte el beso
que me recorre
desde hace más de 1000 kilometros.
El desatino del timming
sonido
y ajeno
vos y yo.
A veces me es mucho
y miro al cielo
y doy un paso al costado.
A veces
lo poco
es mucho.
O viceversa.
Cansada
débil
y hecha un ovillo
llego a tu puerta
y como quién
se quedó sin batería
para devorarte los ojos
me sumerjo entre los hombros
y achico la espalda
a ver si así
escondo y protejo
lo que genera no sentirte
cerca.
Sale humo
de tu tus rizos
y me pregunto
con quién
me encontraré
cuando ya no aguante más
mi peso.
Inpensada forma tomamos.
Fugaz e invencible
tu verdad y enojo.
Me abruma
cuando pasa por mi puerta
esa persona
la que se deja atravesar
mientras descansa
entre los almohadones
de mi abrazo.
Suena un estallido,
y como palomas
levantan vuelo
todas nuestras teorías.
Quedo inmersa en el eco
de la rotunda paz
que nos sostiene
bajo el lienzo, de té.
Quisiera detener el tiempo
y abrazarte
hasta que no tengas más miedo.
Me niego a competir
contra la nostalgia de tus ojos
oyendo a la artista
cantar sus desamores
y sentirte vibrar con cada nota
que evoque al recuerdo.