Aprendiste a andar en bici
de mi mano
y todavía no puedo creerlo.
Que fortuna la mía!
Confías en mí
y desde algún lugar que todavía no identifico
alguien nos dió el milagro
de que me anime a soltarte
y de que confíes en vos mismo,
y sucedas magia
y de pronto, manejes tu equilibrio
y te separes de mi cuerpo
y pedalees a distancia,( y a mi lado).
Pienso en tu sonrisa
y obviamente ,
derramo lágrimas y se me hace un nudo la garganta.
Soy tan feliz de verte crecer.
Gracias.