No considero
un amor (como el nuestro)
sin historias, lugares y escenarios
ya transitados.
Nos convoca la palabra
y el otro.
Nos enloquece
la alquimia que se genera cuando
tu cuerpo y el mío
se rozan.
Nos hospeda una familiaridad
de otras vidas.
Al fin.
En este inmenso presente,
Juntas.
La pregunta no es
sobre el acuerdo tenemos,
la pregunta es
sobre el deseo
que hace tiempo actúa
como lanza
hacia tus ojos.
Cómo se re-significa,
algo tan insignificante,
como que me hayas regalado
mi bombilla perdida de mate.
Carece de lógica , ya lo sé
pero me sucede.
Me conmueve.
Desde que decidiste esperarme
sin ir tras ningún cambio en mis procesos
trabas y miedos. Lo supe. te amo.
Nunca son definidos los finales para mi
hasta que me estallan en las manos
y se convierten en historia.
Sucedió todo similar
a cómo se sintió la salida
por aquel largo
incomodo y último, pasillo.
Lloraste con congoja esa noche
(sin comprender que estaba pasando)
porque percibiste
lo que habías roto.
Sin mala intención
ni registro o cordura,
cortaste el cordón rojo
que nos sostendría por años
y te juro que aunque me haya dolido,
lo comprendí todo.
Gracias por tanto cariño.
Amarlas, para mí
era un camino, sólo de ida,
pero no siempre puede uno solo sostener
algo que tiene dos puntas.