Recuerdo la estatua blanca
de espaldas a la ventana,
como si quisiera mostrarnos
que a contra luz,
era más hermosa.
la central mesa redonda
que me sostuvo en mas de un estado
siempre con algo de bienvenida,
y hasta la velocidad crucero
con la que había que abrir la puerta de entrada
para que ninguno se escape disparado.
Lo llevo a eso y a mucho más
conmigo.
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