Salgo al balcón
en pijama y en patas
con la copa de vino
para sentir el viento
del verano que termina
y con el se lleva
mi adiccion a perderme en otros
aunque profete en los templos
mi deseo de dejarme estar en mi.
me choco a 400km/h
contra la realidad
de que encontrarme sola
me aterra y devasta.
Frenar, me dijeron hoy...
lo pienso y me captura la angustia
de quien se sabe adicto
al frenético movimiento
del ruido y las luces.
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