y fue asi, inadvertido, que volví a ese lugar
donde las preguntas son más sinceras, honestas.
Donde el clima ya no era tan frío
y una vieja familiaridad me visitó en silencio
y a solas.
Sin gente, ruido, o nada que hacer
me pregunte que estaba haciendo de mi vida.
Por un instante abandoné la vorágine mental
para registrarme sola,
oyendo a los pajaros cantar incluso de noche.
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