Se te escapa el sol por lo ojos
tiñendo tu pelo de oro
y tus palabras de puentes.
Magnificás nuestro encuentro
cuando esquivas la mirada
y me dejas pagando
lo que sospecho
padeceré luego.
Gobernás
con tus repentinas iras
(de quien tiene hambre)
a mis multitudes
mientras me tiento en pleno debate
porque te miro, y me entrego.
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